lunes, 9 de noviembre de 2009

Los vaivenes de Calderón


Política, seguridad, salud y economía entre vaivenes
Escrito por José Reveles
Jueves 05 de Noviembre de 2009 19:37
Con el transcurrir de los años y con las mieles del poder al alcance de la mano, a Felipe Calderón se le han ido acentuando los rasgos de un autoritarismo exacerbado (“mecha corta”, le llamaban sus críticos a principios de sexenio) y, paradójica o complementariamente , también falta de carácter para sostener sus propias decisiones, pues registran vaivenes y se tornan cambiantes conforme soplan los vientos de la coyuntura política.
Hace 12 años el maestro y antecesor de Calderón en la presidencia del Partido Acción Nacional, Carlos Castillo Peraza, exhibió dotes de profeta cuando le escribió una carta (31 de octubre de 1997) para expresar a Felipe Calderón lo que le hubiera gustado decirle en persona en la víspera, pero lo dejó plantado sin explicación.

“Campea un sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo” entre los jóvenes del círculo político cercano a Calderón en la época, le describía Castillo Peraza en misiva que reprodujo la revista Proceso (número 1720).

Al parecer, proseguía Castillo Peraza, las quejas generalizadas son que “nadie puede darte gusto, que das órdenes y las cambias, que pides trabajos intempestivamente –lo que frena las tareas en curso-, que invades las competencias de todos y cada uno, que los maltratas verbalmente en público y que mudas constantemente de opinión, tardas en tomar decisiones, das marcha atrás, no escuchas puntos de vista de tus colaboradores…”.

Tras aludir a “las aventuras más que frecuentes, etílicas y demás, de algunos de tus colaboradores”, Castillo Peraza apuntaba que uno de los más cercanos a Calderón le comentó: “Felipe está más solo que nunca, pero él es quien ha querido estar así porque no confía en nadie”… “Tenemos qué esperar a ver cuál es su ocurrencia del día”.

Los devaneos y talante caprichoso que en esa época veía Castillo Peraza graves para el PAN, hoy muchos mexicanos lo deploran porque afectan la marcha del país. No es únicamente el problema personal del carácter de Calderón: la mayor parte de los miembros de su gabinete se comportan de manera similar.

1. En materia económica ya desde mayo, en pleno pánico por la influenza A/H1N1, el secretario de Hacienda Agustín Carstens mencionó que había un boquete de 300 mil millones de pesos en los recursos fiscales, equivalente al 10 por ciento del presupuesto de 2009. Para tratar de remediar ese déficit solo había tres caminos, anunciaba: nuevos impuestos, endeudamiento o reducción del gasto.

“Se suben los impuestos o se baja el gasto público”, resumía el jefe de la Unidad de Política de Ingresos, Juan Manuel Pérez Porrúa. Esa tercera semana de mayo el ex presidente Ernesto Zedillo y el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, habían destacado la urgencia de una reforma tributaria integral “aún cuando las medidas sean impopulares”.

Había otro factor para la parálisis en las decisiones: faltaba mes y medio para las elecciones del 5 de julio. De nada sirvió al PAN y al gobierno retrasar sus propuestas de elevar impuestos y cancelar tres secretarías de Estado (Turismo, Contraloría y Reforma Agraria), pues el PRI arrasó en las urnas, recuperó gubernaturas y alcaldías y consolidó una enorme fuerza en el Congreso.

El músculo priista doblegó la propuesta inicial de cobrar un 2 por ciento a los consumidores para destinar supuestamente ese dinero a los pobres mediante programas sociales (es en esos planes antipobreza en donde se ha demostrado que campea una gran corrupción en los gobiernos panistas). La propuesta calderonista murió de inanición en octubre y fue sustituida por la priista del uno por ciento generalizado para colocar el IVA en 16 por ciento y en zonas fronterizas en 11. Se aplicó el 3 por ciento a todas las telecomunicaciones, excepto telefonía móvil. La tasa del impuesto sobre la renta se elevó al 30 por ciento para personas físicas y morales, se incrementaron los impuestos especiales a tabacos y a cervezas. En un acto de prestidigitación, los diputados priistas y panistas mayoritearon para “tener” 26 mil millones de pesos adicionales mediante el subterfugio de aumentar casi 6 dólares el cálculo del precio del petróleo durante 2010.

Calderón finalmente negoció con el PRI e hizo lado al PAN. Hacienda y el Revolucionario Institucional se pusieron de acuerdo para cargarle la mano al sector productivo, a los causantes cautivos. Ni siquiera se etiquetó el dinero para los pobres, porque los priistas dicen que debe ir a infraestructura.

El PRI arrojó la piedra impositiva sobre la población, pero escondió la mano e intenta que el PAN aparezca como el malo de la película. Inteligentes priistas piensan que les puede costar inclusive la presidencia en el 2012, porque cómo se va a explicar a la ciudadanía este golpe a sus bolsillos.

La retórica era avasallada por la realidad. Francisco Rojas, líder del PRI en la Cámara de Diputados, habló de la ineficacia de los gobiernos panistas, de la opacidad en el gasto social, el despilfarro de recursos haciendo crecer a una onerosa burocracia. Los panistas tomaron ingresos excepcionales por ventas petroleras y los dilapidaron, dijo. El acuerdo PRI-Calderón-Hacienda, en la práctica, fue un parche más, una miscelánea impositiva sin visión de largo plazo. Alcanza, y mal, para el 2010.

2. Con el petate del muerto por contagio por delante –el A/H1N1 desplazó al virus de la influenza estacional y ya representa el 80 por ciento del total-, la Secretaría de Salud anunció primero la compra adelantada de 30 millones de vacunas anti influenza A. Luego admitió que no era firme la adquisición de 10 millones. Y volvió, finalmente, el 13 de octubre, a reconfirmar la primera cifra, aunque las primeras dosis llegarán, tal vez, hasta la segunda quincena de diciembre, cuando posiblemente el virus ya haya provocado efectos devastadores. Salud habló de hasta 300 mil muertes en esta nueva embestida de influenza, para en pocos días elevar el cálculo hasta un millón.

Y es que había qué presionar al Congreso para que aprobara cuanto antes el proyecto de presupuesto enviado por Calderón. “No tenemos dinero para vacunas”, imploraba el secretario José Ángel Córdova Villalobos. No pasaron muchos días antes de que el gobierno decidiera liquidar, en el ya famoso “sabadazo” del 10 de octubre a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Para deshacerse de más de 45 mil trabajadores, dispuso de 20 mil millones de pesos. Y lo que pedía Salud eran 3 mil 500 millones para las vacunas, cada una a precio de “oferta” de alrededor de 4.5 euros (unos 90 pesos).

La influenza –como la pobreza, la crisis económica y la violencia- llegó para quedarse, al igual que el gasto que con ella se justifica (17 mil 400 millones en la primera oleada de abril-mayo-junio para apoyar a sectores más afectados por la contingencia epidemiológica).

3. La “guerra” de Calderón contra la delincuencia organizada la sigue perdiendo por “goliza” el gobierno (para usar un símil del inefable Vicente Fox, quien por cierto ya también criticó la estrategia militarista de su sucesor). Las ejecuciones superan las 14 mil en lo que va de este gobierno (algo más de nueve mil durante en el foxiato), un promedio cercano a las 15 diarias.

En casi nueve meses de 2009 habían rebasado las 5 mil, contra 3 mil 208 del mismo período del año precedente y mil 956 de 2007. Promedios de 21 asesinatos violentos por día, contra 12 que ocurrían en 2008 o 9 en 2007. Y el gasto en seguridad es el único que no solo no se reduce, sino que se incrementa año con año.

No resisto la tentación de reproducir un párrafo del editorial de “El Chamuco”, que se vio más profético que Castillo Peraza. Antes del golpe a la Compañía de Luz y, por tanto, al combativo Sindicato Mexicano de Electricistas, escribía:

“Definitivamente, nada le sale bien al actual ocupante de Los Pinos. No logró legitimarse mediante brillantes ‘quinazos’, el movimiento de Las Adelitas frustró su reforma petrolera, perdió las elecciones de 2009, va perdiendo su ‘guerra contra la delincuencia’, su promesa de ser ‘el presidente del empleo’ derivó en los más altos índices de desempleo de nuestra historia, no salvó a la humanidad de la influenza porcina, el catarrito de la crisis no acabó en pulmonía sino en un shock mortal, y su reforma fiscal ha sido descalificada hasta por Merrill Lynch.

1 comentario:

  1. Definitivamente el hablar de política es un tema bastante complejo, creo que ciertas estrategias propuestas por Calderón no están del todo erróneas, muchas veces la forma de ejecutarlas es en donde se atora todo un proceso.

    Referente a la guerra contra el narco coincido con el gobierno en "limpiar la casa", a fin de cuentas si no era Calderón llegaría otro preseidente que atacaría de igual forma al narco, simple y sencillamente como a él le tocó, le tocan los apelativos.

    Debe de existir un parato militar y policiaco sin nexos con el crimen organizado, porque de no ser así, será el naro quien controle muchas zonas estratégicas del país.

    Por otro lado en esta administracuión tubo la suerte de toparse con una crisi mundial y una epidemia, los gastos para mantener el barco a flote por lógica deben de ser considerables.

    En lo que no coincido con el ejecutivo, es en cobarar más impuestos a los contribuyentes,¿por qué no atacar a la economía informal?, ¿por qué no hacer que pague impuestos el tamalero, el taquero, la de las quesadillas, generan dinero dentro del territorio nacional, deben de contribuir a sostener a este país?.

    Una parte de la solución es reajustar las políticas fiscales para facilitar la aperura de empresas tanto nacionales,como internacionales.

    Apostar al sector de investigación y desarrollo tecnológico, se cuentan con buenos investigadores y grandes instituciones académicas. México pagó el precio de su rezago tecnológico, dutrante el brote de influenza, es indignante que ni siquiera una pinchurrienta vacuna se desarrolle aquí, y tengamos que compararlas al extranjero, si en un principio se hubiera contado con el respaldo científico y tecnológico, nuestro páis sería el que vendira las vacunas, y se ganaría recursos por ello y no al revés.

    Estos son tan solo algunos puntos con los que nuestra economía despuntaría de forma notoria.

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