martes, 3 de noviembre de 2009

¿En qué consiste ser francés?, ¿o mexicano?

Cuándo uno piensa en Francia, inmediatamente se despliegan diferentes imágenes; desde Juliette Binoche, pasando por un Croque-monsieur y terminando con Thierry Henry. Al ser la cuna de los derechos humanos, uno nunca imaginaría que este país tiene problemas de identidad. La película de La Clase dimensiona perfectamente la magnitud del problema con relación a los migrantes que recibe el país galo.


Si bien es cierto que México no tiene los mismos problemas de migración que Francia, ¿acaso no siempre decimos que "México es muchos Méxicos" por el asunto del norte, centro y sur, e incluso dentro de la misma ciudad existen "los del norte" y "los del sur".

Sin apelar al "mal de muchos..."valdría la pena quizá, con motivo de la fechas centenario/bicentenario, hacer el mismo ejercicio y reflexionar ¿en qué consiste ser mexicano?


Sarkozy lanza un gran debate nacional sobre la identidad francesa
/ El Pais

La pregunta clave es ésta: ¿Para usted, en qué consiste ser francés? Basándose en esta peliaguda cuestión, el Gobierno de Nicolas Sarkozy ha lanzado un gran debate en Francia a fin de descubrir, aprehender y estimular lo intrínsecamente galo en un país con más de ocho millones de inmigrantes (alrededor del 13% de la población). En 2007, el por entonces candidato a la presidencia de la República Francesa aseguró: "No tengo ninguna intención de dejar a la extrema derecha el monopolio de la identidad nacional. Si no se reflexiona sobre lo que significan los valores franceses, ¿cómo quieren que los inmigrantes se integren?". Se trata, por tanto, de una vieja promesa electoral de Sarkozy que pone en marcha el antiguo dirigente socialista y hoy ministro de Inmigración e Identidad Nacional, Éric Besson.

Como primer paso, Besson envió ayer una circular a los prefectos franceses (delegados de Gobierno) a fin de que organicen en sus jurisdicciones respectivas reuniones abiertas a las que deberán invitar a las "fuerzas vivas" del país: parlamentarios, cargos electos de todo tipo, miembros de asociaciones ciudadanas y patrióticas, representantes de los sindicatos y de la patronal, profesores de primaria y secundaria y padres de alumnos, entre otros.
Ayer, además, el ministerio de Besson habilitó una página en Internet (www.debatidentitenationale.fr) dedicada a que todo el que quiera, con nombre real o seudónimo, responda a la pregunta crucial y aporte sugerencias encaminadas a "afirmar la identidad nacional y (...) el orgullo de ser francés". Posteriormente, se incluirían cuestionarios más explícitos sobre los límites de la esencia francesa. Se debatirán también cuestiones más concretas, como por ejemplo la idea de que los niños franceses canten, al menos una vez por año, La Marsellesa.

El mismo Sarkozy se inmiscuirá en la controversia el próximo 4 de diciembre, por medio de un debate solemne en el que el presidente de la República dará su opinión sobre el asunto. La recogida de ideas durará hasta el 31 enero. En febrero, Besson hará una síntesis de las respuestas y de las propuestas que considere más acertadas.

Para empezar, el ministro ha apuntado una idea en la citada página web: que exista una especie de contrato "de integración republicana" entre el inmigrante y el Estado francés para que el primero "conozca la lengua y los valores de la República". No se precisa mucho más. Besson también propone una ceremonia "solemne" para aquellos que adquieren la nacionalidad francesa.
Paralelamente, existe una iniciativa parlamentaria de un grupo de diputados de la UMP (partido de Sarkozy) titulada "el respeto a los símbolos de la República". No es algo baladí: hace un año, Francia se escandalizó al contemplar cómo el himno nacional era silbado por hinchas residentes en París al inicio de un partido de fútbol entre la selección francesa y la de Túnez.

La izquierda francesa desconfía del debate. Ve en él una estrategia electoralista de la derecha con vistas a las regionales de marzo, a fin de conservar el voto de los antiguos adeptos del Frente Nacional que apoyaron a Sarkozy en 2007. El portavoz del Partido Socialista Francés (PS), Benoit Hamon, ha calificado la propuesta de "falsa". Ségolène Royal, ex candidata socialista a la presidencia, aun considerando que el modo y la forma de plantear la cuestión es electoralista, ha pedido a sus compañeros de partido que no se hurten al debate y que den su opinión. "El concepto de nación es originariamente de izquierda. Hay que recuperar los símbolos de la nación".

Según varios sondeos, el tema interesa. El 60% de los franceses aprueba el debate, según el periódico Le Parisien. Y el 70% está de acuerdo en que se cante La Marsellesa en la escuela, según otra consulta.

6 comentarios:

  1. Somos la raza cósmica, la raza de bronce...

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  2. Es necesario que se respeten las diferencias de razas, así como de culturas que habitan Francia, de igual forma que los inmigrantes también se adapten y estén dispuestos a aceptar la cultura preexistente en ese país. Ya que es Francia su nuevo hogar, y están realizando una nueva y mejor vida en este país, que les otorgó esa posibilidad, ya que en la mayoría de los casos nadie deja a su país por gusto, es la necesidad la que obliga a millones a buscar una vida mejor.

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  3. Es difícil tomar una postura radical al respecto, por un lado creo que la identidad se forja a través de su origen aunado al lugar en el que residen (hablando de los inmigrantes), es decir, pueden ser extranjeros y sin embargo adoptar la cultura de otro país, lo que los convierte en nativos siempre y cuando respeten y acaten las costumbres de dicho lugar. En un segundo plano, creo que hay una combinación entre las costumbres referentes al país de origen y el nuevo país de residencia, acatar las normas no significa que pierdan su identidad inicial, sino que puedan integrar las dos con el fin de establecer una armonía social y así no ser rechazados como extranjeros y ajenos al lugar, porque si no aplicaría el dicho: "El muerto y el arrimado a los tres días apesta".

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  4. Luego de leer este texto sobre la identidad en Francia me pregunto: ¿Llegará el día en el que méxico se vuelva a poblar de MEXICANOS?
    Puede ser una postura un tanto romántica pero me parece que en los últimos 100 años el mexicano ha perdido el amor por sí mismo. Nos hemos convertido en un pueblo gris desinteresado de su propia persona, confundimos la tolerancia con la indiferencia y nos preocupamos más por especular sobre nuestro futuro que por entender nuestro pasado; ¿cómo podremos atinar a saber a dónde vamos, si no tenemos la mínima idea de dónde venimos?
    Me parece muy triste la idea de celebrar 200 años de supuesta independencia nacional y descubrir poblaciones en las sierras veracruzanas (como muchas más) que han sido excluidas del proyecto de nación trazado hace ya dos siglos. ¿Es verdadero progreso dejar atrás nuestro origen indígena y esquivarlo como si fuera un grillete que nos aleja del espejismo de la modernidad?
    El problema de identidad y cohesión de la sociedad mexicana es más fácil de resolver de lo que parece: se resuelve entendiendo que no existe "la razón" pura e inamovible, pero sí hay acuerdos con mayores beneficios que otros; se resuelve buscando el yo que está encerrado en el tú, dando a luz la necesidad de integrar sin uniformar.
    El problema de identidad y unión en méxico se resuelve de a poco cada día: cuando saludamos al extraño, al policía, al conductor del pesero o al que recoge la basura; cuando sonreimos al niño, al anciano, al jóven o al amigo. Porque caminar sin observar entre la muchedumbre nos vuelve masa, y la masa está aglomerada, pero se encuentra lejos de estar unida.
    El problema de identidad y cohesión se resuelve mirando al cielo por la noche, al descubrir que por cada minúscula luz que tintinea sobre nuestra persona, existen millones más que no alcanzamos a ver, y que cada una de ellas, muy probablemente, albergan un sistema solar. El cielo nos enseña humildad; para el universo no somos más grandes que un grano de sal. Todos somos ciudadanos de esta Tierra, y sería mejor celebrar nuestras diferencias, antes que dividirnos por ellas.
    Festejemos que coincidimos en tiempo y espacio, y aprovechemos la fugacidad de esta vida para brillar; seamos mejores no por obligación, sino por convicción. Sólo así (creo yo) podremos encontrar el camino que nos lleva a la integración.

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  6. ¿A qué nos referimos cuando decimos que México debería poblarse otra vez de mexicanos? Creo que los gentilicios resultan mucho muy ambigÛos cuando se trata de definir la relación de un individuo con su territorio y su entorno social; es decir, ¿qué es un mexicano?, ¿eso con qué se come?... no es tan fácil como atribuir propiedades a una materia.

    No nos avergoncemos de lo que somos y no añoremos lo que hemos dejado de ser o lo que jamás seremos porque todo lo conocemos es producto de un devenir histórico.

    El cambio es abrir la mente a la vida, al tiempo... creo que es un tanto contradictorio decir que nos abramos a la hermandad universal cuando estamos negando nuestra naturaleza como un proceso de aculturación constante y eterno.

    Ser humanos no es ser mexicano, chileno o canadiense, las definiciones polìticas-culturales van difuminándose y eso no necesariamente tiene una connotación negativa, sino que, por el contrario, se abren las posibilidades a la hermandad.

    Yo no creo que los mexicanos hayamos perdido el amor por nosostros mismos (aunque reconozco que quien olvida su pasado se olvida de sí mismo) pero al final, ¿quién demonios sabe cómo se cocina un mexicano o qué debo hacer para convertirme en una mexicana auténtica?

    P.D. Amo México

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